{Privado} Encuentro Fruncido

Entre las personas del barrio bajo que caminan ambulantes, destacaba una irónicamente por su peinado. A pesar de estar llena las calles de vagabundos con poca higiene, las puntas que sobresalían de sus cabezas eran tales que daban la impresión de puyar. Aquel tipo de peinado alocado había venido de tan lejos y fue capaz de entremezclarse con los pobres, pues, podía confundirse como un residente más del distrito de Inuzuri por el cambio radicar que le daba la manta rasgada que cargaba entre sus hombros.

Así, aquel hombre pasaba por al lado de aquellos desesperanzados, donde la lucha por la supervivencia del más fuerte debían vivir. Desde niños, mujeres y anciano estaban obligados jugarse la vida y ver cómo sobrevivir, porque sus alimentos eran escasos. Los mercados estaban en quiebra, tanto por la falta de clientes como de mercancía, donde lo máximo que podían ofrecer era verduras y frutas. Sinceramente era el peor lugar para visitar, pero las razones de este hombre son desconocidas, pero seguramente no es por el antojo de sus cosechas.

Sin darse cuenta el vendedor que se había quedado dormido esperando a ese cliente que nunca llegaba, la mano del sujeto se movió para tomar una manzana y enseguida despertar al vendedor al chocar, con la otra, la madera del puesto. Persuadido con aquellos ojos intimidades, sabía muy bien que debía reclamar su dinero, pero cuando estuvo por decírselo, tuvo que reservárselo al ver qué se mantenía debajo de la mano del abrigado. Al parecer una de sus razones no era venir a aquí para ser como la mayoría de los residentes.

Todos caminaban al lado de él ignorantes lo que realmente era ese sujeto. No solamente su cabello era lo extraño en él, sino el qué y quién era… Un halo sobre su cabeza se le hacía poco notable por la iluminación del sol del mediodía, así como también lo que se escondía bajo su manta, enrollada en su cintura. Aquellos eran datos de que no era como muchas de las personas de allí, tanto por venir de un diferente mundo alterno como ser un extranjero mucho más allá de los confines de la Sociedad de Almas… Él es uno de los Saiyajin que vagan por el camino de los difuntos y cual heroico dio su vida por su raza… Bardock.

Ese hombre de lo más ejemplar, cuenta con un futuro aún que formar. Su nuevo camino comenzó hace unos largos años atrás, pero por la ambición de superarse a él mismo, perdió la noción del tiempo en esta nueva vida, aunque ese tiempo no se debería considerar como desperdiciado, pues, el entrenamiento que recibió lo ha trasformado en un hombre nuevo, y la demostración de ello se vio reflejada en un intento de robarle, pues, aquel ladrón recibió una contraofensiva que lo dejo en el suelo. Fue tan rápido que las personas de su alrededor reaccionaron cuando el polvo ya se había levantado. Todos esperaban a que se formara un pleito, pero por unos momentos solo se limitaron a observarse de manera despreciable, hasta que Bardock decidió hacer su movimiento… el arrojarle lo que le quedaba de la manzana.

- Si tienes hambre, solo me la hubieses pedido. –Seriamente menciono estas palabras al ir alejándose de aquel tipo. Su camino debía seguir, aunque el misterio de este prevalecería.