Prueba por Hades. El nacimiento del Dios

por **Takeshi Sendo** Lun 29 Dic 2014, 8:34 pm

**Un relámpago de fatalidad culebrea en la mente de Hades. Sus ojos, tan somnolientos antes de que los dos hombres invadiesen su ángulo de visión, acaban de convertirse en dos pupilas esmaltadas que rastrean de un lado a otro el vial, mostrando un peligro confuso e inminente.

La espesura del seto y la fila de naranjos a lo largo del valle le permiten entrever con bastante dificultad cabellos oscuros, hombros, la espalda de alguno de ellos y una manga parda: retazos imposibles de conjugar en alguien completo.

Los latidos se le agolpan. Luego ve las cabezas de los hombres sobre la línea del seto. Bastaría con que caminase un trecho hacia donde estaban posadas esas siluetas para despejar sus dudas. Sin embargo, no lo hizo. Ese valle está muerto a esas horas: cada diez minutos pasa un animal o un insecto, cada mucho más alguien que camina como si quisiera incorporarse a una muchedumbre invisible.

Las cabezas se están hundiendo bajo los ramujos. Puede oír cómo los hombres achantan sus voces. De repente, el frío le atiranta la cara, pero continúa esperando lo que ellos iban a realizar. Se escucha un martilleo y a continuación un golpe sobre una superficie metálica. Hades baja parsimonioso hasta el seto y no ve a nadie. Ignora si el trasteo que está escuchando viene de algún lado en específico o de los edificios contiguos. Las cosas parecen vivas de noche.

Tal vez los ruidos que está oyendo procedan del thriller que transcurre en su cerebro: calles lóbregas, lluvia, humo, voces ebrias que repiten su nombre; manos que se prolongan en una hoja inmaculada o en un cañón estriado, gente que maquina en nauseabundas covachas lo que hay que hacer con Hades.

Pero todo llegó a su fin cuando los dos hombres, se hicieron presentes con una sola intención: atacarlo...**

- Así que eran ustedes. Han levantado sus manos y ya no hay nada más que hacer. Sólo les diré una cosa: es una caravana bien larga, como de cinco kilómetros, con humanos vestidos de negro y cuatro burros atados a las esquinas de dos ataúdes. ¿Qué es esto? pronto lo sabrán... -

** [Entre sueños recuerdo haber visto una sombra que se deslizaba por el piso hacia mis despojos, traté de encontrar qué era lo que la producía, mas nunca pude, cuando de pronto, de esa sombra inexplicablemente emergió una persona demacrada; una persona con cara de que tenía la enfermedad más terrible que se pudiese imaginar, pero a pesar de eso, irradiaba una energía que me provocó el escalofrío más intenso jamás antes sentido.]

[Un instante después, completamente despierto, sentí un sentimiento tan intenso como de desolación, angustia y terror juntos hacia esa persona, que me dio una taquicardia hasta llegar al punto de pensar que ahí mismo moriría por un infarto.]

[Un instante después de que esas emociones formaron parte de mí, llegué a la conclusión de que aquella persona era la encarnación de todo lo que está mal en el mundo o como infantilmente se le llama "el diablo", de pronto esta, realmente no sé cómo llamarle, con una voz en la que se escuchaban como niños que reían y cerdos que gemían lastimosamente al mismo tiempo; una voz que se escuchaba con la misma intensidad de un grito pero con un sonido más bajo que el mismo me dirigió la palabra, y lo que este demonio me dijo lo recuerdo tan claramente como el hecho de saber caminar y es lo siguiente:]

-Tú, basura inmunda, ¿dónde ha estado todo este tiempo tu Dios?, ¿cuándo te ha ayudado? Yo te ayudaré, te haré inmortal 7 veces pero a cambio usarás parte de este poder para destruir, matar y enviciar a todos los materialistas e interesados que estén a tu alrededor.

[Medité la propuesta, vi que no tenía nada que perder, además sentí que le iba a devolver a la sociedad todo lo que me había dado mientras estuve dentro de la humanidad. Lo último que recuerdo fue una gran sonrisa de burla, satisfacción y maldad impresa en su rostro antes de que se desvaneciera.]

[Fue ahí, en ese momento, que supe que mi destino era el de ser el Dios del Inframundo. Esa persona cuando se desvaneció, fue por la sencilla razón de que estaba a punto de morir y lo último que realizó fue traspasar su mandato como Rey Infernal.]

[Es por esto, que yo, Hades el Dios del Inframundo, no puedo caer ante estas lacras inmundas... No hablaré, no me expresaré, simplemente me limitaré a divisar el interior putrefacto de sus almas traidoras...]

**Muchas veces pensó en este momento. En el último ataque, en la fiebre que desaparece y en la furia que se extingue, pero jamás pensó que sería así. Los brujos han expresado certeras predicciones sobre esta noche. Afirman sin duda que no habrá otra. Jamás. La maravilla termina y la oscuridad reinará por siempre.

Con una ligera ansiedad que no pensó sentir, esperó el momento en que la brillante luz bañe su cuerpo y se apodere de su conciencia. Imaginó a la muerte danzando en el cosmos, impasible, segando de un tajo la ilusión. Marchitando la esperanza de un seco golpe de aquellos a los que consideró traidores.

A medida que la oscuridad envuelve la escena, instantes previos a la iluminación final, apreció el mágico don que recibió y que transformó su vida para siempre. No puede creer que esté agradecido con el destino o con la naturaleza, ya que le puso adelante a los súbditos más traidores de su reino. Sí, hoy termina todo. El mañana ya no será igual, simple y sencillamente, porque no habrá uno para ellos.

Al dibujarse apenas la brillante silueta en el horizonte, la paz interior se convierte en ansiedad. Los brujos habían acertado y han confirmado la triste e increíble noticia. La Luna llena que hoy se alza majestuosa, iluminando la noche, las almas y los corazones, será la última que ellos podrán divisar. En sus agonías cargarán con la raza humana y millares de años de civilización, puesto que los pecados cometidos en la actualidad fueron producto de la traición de ellos hacía con la utopía del Dios del Inframundo. **

- En esta noche del adiós, agotaré mi energía sin remordimientos, precipitando graciosamente el fin de cuanto hombre, mujer o niño que sean traidores se crucen en mi paso. Los ayudaré a ustedes a llegar pronto a un final que de cualquier manera llegará. Después, utilizaré su sangre, en un postrero brindis, en honor de mi gran utopía, viviendo a plenitud mi nuevo reinado sobre el planeta Tierra... -

** [Lleno de la reciente conversación, me adormecí en visiones interiores, mientras mi destino se situaba por un camino conocido a mis piernas. Templos rotos y chatos, trayectos de empedrado tumultuoso por la tortura diaria de enormes carros, montes angostos plagados de traspiés, nada me distraía, cuando el rumor de una voz quejumbrosa llegó a mí, a través de la noche, pálidamente aclarada por un pedazo de luna muriente.

Eso me insinuó que el camino era peligroso. En la esquina, aquella garita equívocamente iluminada por la luz rojiza de varios picos de azufre, era conocida como un punto de reunión de pecadores y tramposos. Algún fin de partida debía ser lo que me llegaba de enfrente en forma de discusión.

Yo seguí mi ruta. Crucé el Cocytos y volví a sumirme en un zigzag de pequeños senderos oscuros. Y fue allí, en ese momento, que entendí a la perfección la traición que se estaba llevando a cabo. Separé mis aprecios, inútiles ya, y mientras mis rencores reentraban en ardor pensé en el dador de la paliza que se merecían.

Thanatos, un Dios impetuoso, valeroso hasta la inconsciencia; bruto, obediente a mis órdenes y que sólo yo podía tratarlo a antojo sin protestas de su parte. Recuerdo un hecho no lejano. En una pequeña sublevación de algunos rebeldes. Los detalles se precisaban en mi memoria e iba saboreando la audacia maliciosa de Thanatos, cuando con un simple soplido de atrás sobre mi cabeza hizo caer a pique en el aturdimiento a todos los detractores.

Los gritos se anularon, y también los insultos. Y de cuánto duró aquello y cómo concluyó conservo una memoria muy vaga. Una lástima, el momento que nunca deseé había llegado para quedarse...] **

por **Bardock** Miér 31 Dic 2014, 2:19 pm

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